Éste es mi testimonio, una aclaración de mis creencias y de mis pensamientos. Serán mis palabras las que hablen por mi persona, aquellas que nacen solo desde el punto de vista que me he inculcado, más allá de dogmas y verdades incuestionables, que para su espanto, no me asustan. Soy una persona que tiene fé, que siempre ha necesitado creer para existir en la vida, para mantenerse en el temible futuro y para afrontar con mayor temple el presente que muchas veces puede ser ingrato. Desde pequeña me criaron en un ambiente donde la religión católica se mostraba por todos lados, solamente por el hecho de que en mis primeros años, me eduqué en una escuela de monjas. Sin embargo, con el tiempo me fui cansando de sus límites, no porque fuese una muchacha rebelde, sino porque te mostraban todo lo que debías saber sobre Dios y lo que tenías que hacer en esta vida terrenal para asegurar la eternidad del cielo azul, gigante y esperanzador.
Cuando ya no contaba con la educación religiosa, me encontré en una confusión gigante, pero nunca dejé de creer en la existencia de Cristo, nuestro señor o como se quiera nombrar. Me bautizaron a los cinco años, bastante atrasado en comparación con los demás pequeños que a su primer aliento ya contaban con la bendición extraterrenal. Aún así, seguí siendo una de las miles “católicas” que no iban a la iglesia y que no profesaban de manera frecuente su creencia. Seguramente fue aquello lo que produjo mi primera lejanía con las religiones, sin dejar jamás, como lo he redundado en todo este escrito, mi fé hacia aquel ser que nos dio la posibilidad de respirar.
La vida y las enseñanzas del mismo ser humano me han llevado a preguntar por miles de interrogantes que ni la misma biblia me ha sabido responder, cuestiones tan básicas en las personas sobre el mismo Jesús, que han idealizado y que han adornado con cuanta palabrería que en muchos puntos, se han de contradecir. No estoy muy segura de de lo que creo, pero si tengo claro que dudo más de las religiones que de mis intuiciones, soy una persona escéptica en muchos puntos, pero siempre guardando el respeto hacia el credo que los demás pueden practicar.
Para mí, Jesús es un ser humano, el más humano de todos los seres que existen, que a su imagen y semejanza nos hizo imperfectos, que como él, tenemos el pecado inminente, la posibilidad de errar y cometer faltas, con la gran oportunidad de poder arrepentirnos de estos y sentir en el corazón que somos reales, seres terrenales, tal como él lo fue. No comparto la idea de que sea un ser extraterrestre o de otro planeta, mucho menos que sea la perfección, pues entonces, no se justifica que nosotros tengamos tantas carencias, ya sean morales, como físicas. Esta persona, es un bendecido de un motor inamovible, de una esencia divina de la fé, al cual no le tengo nombre definido, porque ignoro también si tiene forma o no, solo tengo el conocimiento de que es un poder algo extraño. Creo en un personaje de carne y hueso, que no fue llevado por la lujuria ni mucho menos por la tentación de una manzana roja, como Adán y Eva, simplemente como cualquier humano, pudo haber hecho su vida, su familia, su núcleo de existencia fundamental.
No por eso, va a ser una persona desviada de la “misión” a la cual fue encomendado llegar a este mundo, y es una de las primeras razones por las cuales no sostengo ningún modelo de religión que se vuelve tan corta de imaginación, y así lleva para su desgracia, a muchos cuestionamientos que ellos mismos no son capaces de responder.
Creo en mis propios principios, basados en la visión de un ser tan humano como yo, con la facultad más desarrollada que nadie, por el solo hecho de tener una gran paciencia para escucharnos, para tomar en cuenta nuestros dramas y ayudarnos, es un gran amigo, una ayuda moral y vital.
Las religiones me enseñaron a ignorarlas, no por alejarme de sus creencias, sino por su afán de dividir por doquier a un planeta cada vez más desunido, porque cada derivado del cristianismo ha llevado a tener tantas visiones distintas de un mismo Dios, que a mi juicio, ha llevado a perder aún más la cabeza, y a entender cada vez mas diferente, algo tan simple y bondadoso. Faltan a sus mismos encabezados de honestidad y transparencia. Esconden, en algunos casos, muchas de sus malas jugadas a través de la fé y el paganismo de sus fieles, en la práctica del diezmo, y en otros tantos que estoy segura, a Él le incomoda y decepciona.
Yo solo interpreto mi fé y honestidad en esto, en palabras que, tampoco son las vías sinceras sobre el creer de cada individuo, pero que al menos, son unas de las únicas maneras en las cuales me expreso de manera tan real.
"Porque hablar y escribir sobre Jesús es redundar,
sería mejor actuar.
Luego, algo me dijo
que la única forma de no redundar es decir la verdad.
Decir que Jesús es acción y movimiento,
no cinco letras formando un nombre.
Decir que a Jesús le gusta que actuemos, no que hablemos.
Decir que Jesús es verbo, no sustantivo."