La falsedad es uno de los peores males que ha creado el ser humano estando en esta inmensa urbe, llena de culturas distintas y de tantas perspectivas, que hacen que este mundo cada vez se vuelva más tacaño y superficial. La mentira que se encuentra en nuestro interior y que es capaz de aflorar por nuestros sentidos, tiene consecuencias que algún día se devolverán, pues en el momento indicado, es más preciso quedar bien que ser dignos, en vez de ser transparentes e ir siempre con la verdad y sabiduría.
Muchas veces es más fácil callar que decir algo, pero el no decir nada implica a que te quedes con tu testimonio de vida, con lo que tu alma piensa y que otra persona no es capaz de entender. La existencia en sociedad es tan difícil como el dilema de ser o no ser, pero en realidad la única virtud que a fin de cuentas prevalece entre toda esta ficción de caretas y gente civilizada, es ser humilde y decir siempre todo con altura de mira, con tu altura de mira.
La vida es tan valiosa, que por lo mismo debemos hacerle un homenaje, y que más bello que demostrarla en hechos, en situaciones que nos hacen crecer y madurar, con la autenticidad que necesitamos y con la satisfacción de haber luchado por lo que deseamos, no por lo que nos digan los demás, muchos menos aún por la cruel mentira.
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