10 de marzo de 2013

Si el verano hablara por nosotros





















Si el verano hablara por nosotros
Buscando otorgarnos un homenaje,
Podría manifestar con gran entereza,
Los testimonios de la arena, del silencio y el asombro.

Si quisiera el verano entregarle palabras,
Momentos / razones o cualquier otro embrollo,
Debiera primero buscarme en tus caderas,
En tus manos / en tus hombros, ya que,
Si estamos en la introspectiva del acecho,
Y permitimos de alguna forma etiquetarlo,
Tendríamos que hacernos los sonsos,
Entender calladitos,
Aquello que fue nuestro.

Si la noche autorizara dar su testimonio,
Habrá que sentenciarlo a muerte / o dejar que hable,
Pues, de cualquier manera,  ella nos vio creando nuevas caricias,
De esas antiguas, de esas formas inexplicables.

Por lo menos el sol callaría,
Callaría, no vio nada, solo hablaría
De que mis pensamientos se fundaban en las tuyas,
Que mis manos pequeñas, lánguidas,
Sentían que tu existencia era una fortuna,
Fortuna de la noche, del candor, de la sombra,
Del verano que nos vio divagar en la locura.

Fue de extremos y de miedos en tu cuerpo,
De sana lucidez vibrando en tus piernas,
Pero, mengano, si el verano hablara,
Nos quedaríamos sin edén,
Sin cielo que nos amparara.


El verano de la locura, del mengano.


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