la damisela
callada
aquella fémina
respetable
la Maria Luisa Bombal,
pero un tanto coquimbana.
Usted
querida,
supo poco de
lealtades,
de
hermandades
de
esperanzas,
mas dicen
que en la vida se obtiene,
lo que solo
uno asesina y mata.
No crea
ansiada mujer,
que pretendo
su deceso,
solamente le
recuerdo,
que la que
hablaba de karmas y desencuentros
era usted: venerable, armoniosa...
Pero se le
olvidó un poco la decencia
y retiró mi
cariño, pie al cañón de la deshonra.
Yo le tenía
respeto,
de esos que
pocos se ganan en la vida,
como cuando
cae un cometa del cielo,
y uno lo
protege a punta de cualquier herida.
Sin embargo,
no hay que olvidarse,
que la
lealtad se rompe,
cuando le
apuñalan a uno,
en desmedro
de la razón
circunstancia
o avería
y usted
traiciona
y usted
marchita
el cariño,
la amistad,
como si
fuera ironía.
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