8 de marzo de 2013

La reindivicación del zutano.


Nos juntaremos mengana, los polos contrarios formando parte del todo se encontrarán por enésima vez, apenas claree el alba, nos hallaremos en el territorio nuestro, en ese espacio de luz y de sombras por el cual andamos por el mundo, escatimando que fuera necesario vernos, abrazarnos, desearnos, mengana. Tanto que volabas pa’ ser libre y mira nada más, aquí estás acurrucada como palomita indefensa, huyendo atada de tanto palomo, de tanta… tanta angustia, mengana.

Tú, que no eres mengana, sino mi bonita.. mi bonita del alma, quisiste ponerte mengana, cambiarte el apellido, el nombre, el mundo en el que divagabas. ¿Para qué, 'mengana'? ¿Porqué 'mengana'? Si tu silueta de mujer errante es incomparable, tus rasgos de bella e insensata te calmaban los orgullos, los semblantes enojados, los dolores guardados. Tú no eres mengana, indómita, menos callada. Eres tú, hallada, reunida, contenida, envolinada. ¿Para qué llamarse estúpidamente 'mengana'?... y lo entiendo, porque ya no eres la bonita, eres la desconocida, la atontada, la venus y la araucaria. Te crees libre y estas atada, hablas de comunismo y eres una libre competencia armada. Tú dices, calla y el otro habla, tú hablas y el cosmos se desordena en tus senos, y en tu cuerpo maduro trastocado por el fulano, por el vocativo maldito que alude al secuaz de tus secuaces, llamado por ti mengano, mengano, mengano. Y no lo invoco para negarlo tres veces, cual Pedro hacia Jesús, lo reitero… lo reitero, mengano dices tú, fulano.. fulano. ¡Ese no va con nosotros, bonita, el fulano!.

 ¿Para qué tanta retórica, mengana? Así no quisieras, tú sabes lo que digo, tu sabes.. que más temprano que tarde, volverás a ser la bonita de alguien, y dejarás por fin de nombrarte, mengana.


"(...) simplemente los seguiré en la noche
por todos los senderos y las dunas
vos gozando tal vez y yo doliéndome
hasta que vos te duelas y yo goce
cuando las huellas a seguir no sean
dos tamañas pisadas y dos breves
sino apenas las de tus pies dulcísimos
y entonces yo aparezca a tu costado
y vos/con esa culpa que te hace
más linda todavía/ te perdones
para llorar como antes en mi hombro."
Mengana si te vas, Mario Benedetti

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