31 de marzo de 2013

Esa que era loca bajita


"Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós."
Joan Manuel Serrat


Fui niña,
lo era
cuando iba detrás, al amparo mío
y yo perseguía alelada, sus huellas.

Seguía siendo tus ojos,
aun cuando después de la siesta
los abrías para seguir en la rutina
y cautelosa esperaba la llegada
de la mirada que solía guiarme en ascuas.

Era la que grababa en cassettes,
                                       personal estéreo
                                       cachureos y otras cosas
aquella que en el frío de la ciudad
se refugiaba en la austral vida
                       en aquel lugar
                       en aquella orilla
 donde sacaste un pedazo de ti
 y concebiste a la revoltosa chiquilla.

Pero cambiado el clima
cambió el cuerpo
el horizonte de la niña
ella [la que del sur venía]
dejó de ser aquella
que del sur venía
porque las tierras de sol candente
derritieron su corazón de escarcha
su frío pantanal
sus blancas carnes
por entonces, se esfumaban doraditas.

Y yo que era niña
me convertí en la mujer que ahora escribe
que ahora se siente pequeña y admite
lo que ha sido de sus errores en el correr de la  estampida
ya no sigo tus ojos,
mi camino se ha vuelto un sendero de marcha blanca y despedidas
mas, cuando quisiera ser aquella infante
se vuelve un poco tediosa la retrospectiva.

No por huirme y divagar sobre las cosas
soy un alma perdida que naufraga sobre las costas
menos un ser que se embrolla hasta la coronta.

Y usted que buscaba en mi [realizar todos sus impedimentos]
no puede pretender que su costilla se vuelva cenizas
no puede permitir que yo no crea en el horizonte [perdida, sola]
y siga aludiendo a mis existencias
cual inframundos muertos
solo pólvora rota.

Me basta con tu experiencia,
y me sobran tus palabras
guárdese, en conciencia,
su centinela que aguarda
aquel gendarme en marcha
porque la inteligencia secreta
yo se la dejo a otras personas varias.

Por lo menos, cuando era niña
solías creer, que yo seguía siendo piba
sin embargo hoy,
¿Qué esperas de mi, si ya no ando a tu costilla?

























Niño, deja ya de joder con la pelota.
Niño, que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca.

30 de marzo de 2013

Oda al Tambo

















Va y viene el viento con las hojas retozando,
vienen y van mientras me siento en el fango
y escucho las guitarras acalambradas de tanto sonajeo
luego vienen las cantoras con aires de recelo,
y las compañeras allá arriba cantan y toman hasta el punto del delirio.

Los árboles descansan
como llegando a la caricia indeleble de sus bailes a destiempo
mientras la mengana recuerda sus momentos,
o escribe mientras tanto descansa en el bravío desenfreno.

El valle siempre deja ese gusto a norte del pasado,
andinos ancestrales, descanso de los hombres amansados,
de los chasquis, de los diaguitas, de los norteños del tambo.

Así Elqui retoza en el cielo y en el cerro,
en los recuerdos y en los suspiros de su gente
como si fuesen traídos de años dorados,
de gente y pueblo, de calores y dolores eternos,
hojas y viento van y vienen
van y vienen así el valle, el delirio, el ensueño.

29 de marzo de 2013

Epitafio

Cuando salga a mi encuentro el epitafio
y el cuerpo de la escritora se haya cansado de gastar peldaños
habría de tener - por si acaso - estas palabras osadas:
“Ella seguirá viva, porque escribió por adelantado
que su epitafio atrevidamente describirá sus pensamientos mundanos
que no eran otra cosa más que el dolor de verlo hallado eternamente
al que fuera en sus escritos
el fabuloso, aquel insospechado mengano”



Quien fuera en vida, Karen Bellsham Vásquez.

Lo efímero


Usted se me está yendo
                               yendo de las manos
                               yendo del destino
                               yendo, simplemente a su amparo

Y aquí me encuentro yo,
buscando retenerlo              [aunque no deba]
queriendo aletargarlo          [si es que se pudiera]
sin caer en cuenta
que igual huirás
así es su paso [estancia]
no se embarca en el puerto
usted ha de susurrar despacio
a los barcos que se posan ante semejante vigía
                                             ante semejante hombre
                                             que recorre y los mira.

Usted se me está yendo
usted pasó y era
pero 

¿Quién comprende que yo,
 que yo no soy viajera?




23 de marzo de 2013

Acerca del otoño


Te irás, tránsfugo, subversivo
enmudecido, encolerizado
Pues el sol después de haberse mantenido intacto
Baja a eso de las siete,
Un poco temprano para los amantes,
Demasiado entendible para los taciturnos.

Y con ella haremos danza de las caídas,
 aquellos árboles que preparan la mudanza
volverán la nostalgia de pronto, un poco acallada
y los recuerdos con ella, caerán
en su lento
devenir
livianitas,
superadas.

Ignoro como se arrancan las que se hallan en tu coraza,
En aquel arbusto, que de la raíz a la palma,
Es un tronco fuerte, hostil y aliviana,
Los deseos ineludibles, feroces de cualquier mengana.

Quisiera volverme otoño
Para poder sumergirme,
en la niebla matinal
en la suma de los días
o también en aquella diaria y alertargada huida,
de estos amores que no tendrían son ni atavías

pero no querés ser eterno
pero ignorás cruzar la línea,
aquella fina e imaginaria,
la que nos alargaría la vida,
el verano sin cuentagotas
la prolongación de todo lo que se ha concluído
ahora que me encontró
ahora que te encontré
cuando eran más de las siete,
y el naranjo crespuscular recién se escondía.




















Seamos efímeros en nuestra eternidad.

22 de marzo de 2013

Pretensiones


Cuando usted pretenda irse,
no habrá otoños en candor, ni hojas malgastadas
se huirá el tiempo, el verano quedará solo entre las miradas
de quienes se encontraron en aquella estación
y luego cada uno siguió su vida enarbolada.

cuando esté siquiera pensando en decirme adiós,
aquel espacio de luz y de sombra
se irá poniendo más denso que otras tardes,
se irá llenando de vacíos ruiseñores,
porque ellos quisieron despertarme al alba.

cuando usted ya lo tenga por decidido,
mi canto se volverá grito,
mi palabra solo causará hastío
usted desaparecerá entre la memoria y su abismo.

a lo que a mi refiere,
no podré contra la suerte,
ni contra su decisión,
ni contra su muerte.
me quedarán los gemidos, los espacios silentes
de aquellos cuerpos tardíos que osaron tenerse,
y todos los universos que colgaban,
y todo lo calladito que mis manos abarcaban.

cuando haya cerrado la ventana
- esa conexión
esa posada - 
usted habrá sido lo más efímero
que mis versos acaudillaran.

y seremos calor
y seremos estación enajenada,
pues lo último que podría permanecer
será aquello que mis labios recordaran.


16 de marzo de 2013

Divagaciones I



Despojaste mis miedos y mis pecados. Usted, con su mágica boca y sus ojos de gato, enmudeció a esta pequeña joven, con su cuerpo de manso, tibio hombre, su juventud pueril de muchos, muchos años, usted bien sabe cuanto ha dejado, en esta mujer que apenas ha empezado el tramo. En estas y otras noches, me he quedado en tu abrazo, como contemplando el infinito, como respirando despacio, pues el aliento se desvaría y las pupilas se me pierden entre todo lo que miro bajo la luz tenue, entre los árboles que se menean, como lo hacen los amantes, esos que en la madrugada se pierden, se desean, se enfrentan. 

Usted, usted.. usted me produce palabras como si las escribiera, me inspira tantos deseos, aflora cuanto tambaleo, y usted, solo me mira, me besa, me mima. ¿Cómo he de hacer yo, cuando no venga más a mi huida? Cómo habré de vivir, luego de su venida, porque el paso que usted le hizo entrar a mi vida, fueron de coincidencias, que me dejarán sin salida, sin reparos y averías.

Usted, señor maduro e infantil, tan imaginativo como este mundo, rompiendo límites de lo establecido, de lo que es justo. Usted, mengano, si usted… me cambió la perspectiva, la utopía, el segundo.


Quince de Marzo de Dos mil trece.


13 de marzo de 2013

Divagaciones acerca del deseo


¿Qué faltas de ímpetus?
¿Cuáles excusas? ¿Qué cambios?
¿Para qué decís tinto y no tanto?

No hay escasez de nada,
mas bien la zozobra de todo,
hay calidez en sus manos,
también palabras del decoro

hay incluso
unas cuantas frases al oído

las estrellas que silenciosas nos han mirado
aquellas estaciones aletargadas por el pesar del abrazo
y tantas, tantas galaxias que mis pupilas te han hallado

vos menos sabes
como he osado,
persignarme en tu credo  para orarte despacio,
buscar girones de tu cuerpo,
hacerlas palabra,
poesía
tiempos hablados

si usted quisiera, solamente adivinarlo,
jamás comprendería
que el colchón tiene ese lado  
al encuentro de mi cuerpo tibio y manso.


12 de marzo de 2013

La deshonra

Señorita, si, usted,
la damisela callada
aquella fémina respetable
la Maria Luisa Bombal,
pero un tanto coquimbana.

Usted querida,
supo poco de lealtades,
de hermandades
de esperanzas,
mas dicen que en la vida se obtiene,
lo que solo uno asesina y mata.

No crea ansiada mujer,
que pretendo su deceso,
solamente le recuerdo,
que la que hablaba de karmas y desencuentros
era usted:  venerable, armoniosa...
Pero se le olvidó un poco la decencia
y retiró mi cariño, pie al cañón de la deshonra.

Yo le tenía respeto,
de esos que pocos se ganan en la vida,
como cuando cae un cometa del cielo,
y uno lo protege a punta de cualquier herida.

Sin embargo, no hay que olvidarse,
que la lealtad se rompe,
cuando le apuñalan a uno,
en desmedro de la razón
circunstancia
o avería

y usted traiciona 
y usted marchita
el cariño, la amistad,
como si fuera ironía.





11 de marzo de 2013

No a medias


Ay amor, no mientas, no mientas no!
Quiéreme toda, pero mejor no me quieras
Si vas a dar vuelta el continente, y
Volver a los yankees australes,
Los canadienses tangueros,
y nosotros allá arriba,
mejor no, no me quieras,
yo te quiero aquí en los confines,
a punta de verso y Latinoamérica.

No me hagas escribir no,
Si vas a pedirme la maravilla
La parsimonia
La retórica
La avasalladórica
Mas vale que no redundas
En las palabras
En las cartas
En las tintas de los bolígrafos,
No me adules con tus mentiras,
Contémplate cual eclipse,
No te sientes tal visitante.

Promesas, si, promesas.
Devenir, mengano, devenir.
Silencio, grita: ¡No grites!
Si vas a quererme, dolor
Pretenda bajo sentencia,
Sin devoluciones,
Sin asperezas,
Bajo el mundo, el cénit,
Adentro del  fluir, de la incoherencia.

10 de marzo de 2013

Si el verano hablara por nosotros





















Si el verano hablara por nosotros
Buscando otorgarnos un homenaje,
Podría manifestar con gran entereza,
Los testimonios de la arena, del silencio y el asombro.

Si quisiera el verano entregarle palabras,
Momentos / razones o cualquier otro embrollo,
Debiera primero buscarme en tus caderas,
En tus manos / en tus hombros, ya que,
Si estamos en la introspectiva del acecho,
Y permitimos de alguna forma etiquetarlo,
Tendríamos que hacernos los sonsos,
Entender calladitos,
Aquello que fue nuestro.

Si la noche autorizara dar su testimonio,
Habrá que sentenciarlo a muerte / o dejar que hable,
Pues, de cualquier manera,  ella nos vio creando nuevas caricias,
De esas antiguas, de esas formas inexplicables.

Por lo menos el sol callaría,
Callaría, no vio nada, solo hablaría
De que mis pensamientos se fundaban en las tuyas,
Que mis manos pequeñas, lánguidas,
Sentían que tu existencia era una fortuna,
Fortuna de la noche, del candor, de la sombra,
Del verano que nos vio divagar en la locura.

Fue de extremos y de miedos en tu cuerpo,
De sana lucidez vibrando en tus piernas,
Pero, mengano, si el verano hablara,
Nos quedaríamos sin edén,
Sin cielo que nos amparara.


El verano de la locura, del mengano.


8 de marzo de 2013

De estrellas y firmamentos


En esta alfombra de estrellas el universo se ve más grande e infinito, cada constelación da paso a ciertos testimonios ancestrales de aquellos secretos que la madre tierra solía gritar cuando tañaba al alba. El firmamento con sus vaivenes fugaces saboreaba mis estelares orígenes, mis designios, las auroras se notaban a lo lejos. En la caída de los cuerpos sutiles se entregaban las esencias boreales y entonces, en aquella alfombra se conocieron las vías lácteas, las sensaciones, todas alborotadas.


La reindivicación del zutano.


Nos juntaremos mengana, los polos contrarios formando parte del todo se encontrarán por enésima vez, apenas claree el alba, nos hallaremos en el territorio nuestro, en ese espacio de luz y de sombras por el cual andamos por el mundo, escatimando que fuera necesario vernos, abrazarnos, desearnos, mengana. Tanto que volabas pa’ ser libre y mira nada más, aquí estás acurrucada como palomita indefensa, huyendo atada de tanto palomo, de tanta… tanta angustia, mengana.

Tú, que no eres mengana, sino mi bonita.. mi bonita del alma, quisiste ponerte mengana, cambiarte el apellido, el nombre, el mundo en el que divagabas. ¿Para qué, 'mengana'? ¿Porqué 'mengana'? Si tu silueta de mujer errante es incomparable, tus rasgos de bella e insensata te calmaban los orgullos, los semblantes enojados, los dolores guardados. Tú no eres mengana, indómita, menos callada. Eres tú, hallada, reunida, contenida, envolinada. ¿Para qué llamarse estúpidamente 'mengana'?... y lo entiendo, porque ya no eres la bonita, eres la desconocida, la atontada, la venus y la araucaria. Te crees libre y estas atada, hablas de comunismo y eres una libre competencia armada. Tú dices, calla y el otro habla, tú hablas y el cosmos se desordena en tus senos, y en tu cuerpo maduro trastocado por el fulano, por el vocativo maldito que alude al secuaz de tus secuaces, llamado por ti mengano, mengano, mengano. Y no lo invoco para negarlo tres veces, cual Pedro hacia Jesús, lo reitero… lo reitero, mengano dices tú, fulano.. fulano. ¡Ese no va con nosotros, bonita, el fulano!.

 ¿Para qué tanta retórica, mengana? Así no quisieras, tú sabes lo que digo, tu sabes.. que más temprano que tarde, volverás a ser la bonita de alguien, y dejarás por fin de nombrarte, mengana.


"(...) simplemente los seguiré en la noche
por todos los senderos y las dunas
vos gozando tal vez y yo doliéndome
hasta que vos te duelas y yo goce
cuando las huellas a seguir no sean
dos tamañas pisadas y dos breves
sino apenas las de tus pies dulcísimos
y entonces yo aparezca a tu costado
y vos/con esa culpa que te hace
más linda todavía/ te perdones
para llorar como antes en mi hombro."
Mengana si te vas, Mario Benedetti