25 de abril de 2013

Memorándum


Esos besos de miel
aquellas incesantes honestidades
no pueden acaso ser engañosos
sutiles espejismos del inconsciente
imaginarios y rituales ensueños
de un algo fugitivo
o no sé qué otra suerte.

son metáforas poéticas
indelebles expresiones
labios tormentosos
comisuras redondeadas
hondas algarabías
realidades invaluables

aquellas caricias
todo lo que el cuerpo recuerda
han de ser huellas de un camino
un sendero infinito de tus manos
recorriendo calladito la ensenada
tal como un bolero que se baila
apegadito a la falda
y entonces se recuerda
el talle de la muchacha

ese torso del que siempre recito
aquella espalda que danza con mi vientre
que reposa encima como un muro contenido
son acaso armonías en plena disonancia
intercambio caluroso en semejante frío
prescindir de su tacto
olvidarme de su viento
no sería posible
es simple recuerdo quieto

tus palabras, ese cuerdo momento
la complicidad que interviene
las utopías que son nuestros entuertos
la política, la vida, los proyectos
de amores, filosofía, comunismo y otros rezos
se aletargan horas, se dibujan silencios
y tu voz gruesa que me resuena – por cierto –
en la cabeza, desde aquí a todo el tiempo.

Seguramente algo se me esté olvidando
que se me quede en la boca
y tú me lo quites de un arranco
hay detalles que de la memoria escapan
pero que permanecen en el arte
cuando se crean versos
como estos que de ti nacen
reviviendo, eternizando
tú efímero, tu momento, tu paso.

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