20 de abril de 2013

Gracias por el fuego


Incógnito y silenciado
a las palabras llegaste
en el intento presuntuoso
de volverme oscilante
la complicidad encendiste
jamás forzado / menos petulante
y a la combinación de lo complicado
más el jolgorio de hallarte en la concepción misma
entre las masas de gente alborotada                         
lograste revolver el gallinero
simplemente, avasallar la campiña

aquella  indómita vertiente
de sed acumulándose
vertió luego el vaso lleno
quiso entonces, ir a buscarte
bastaron meses
sobraron incertidumbres alucinantes
porque tu, hombre sugerente
encandilaste con tu ombligo
con tu mirada de faro
tus ideales bien aguerridos
tus manos de artesano
de ahí en adelante
nada lograría rescatarme
ni el sol a medianoche
ni la luna en pleno día
ya que luego de haber titubeado
actuar se convirtió en mi aliada
tu credo por entonces
cedió al tedio de la resistencia armada
¿O yo habré cedido,
ante ninguna otra escapada?

ahora te quiero
ahora ignoro salvavidas
tengo tus besos [cuando se resecan mis labios]
tengo tus deseos [hoy cuando nada fugaz he divisado]
pero no le tendré nunca / aunque usted me tenga
no le pertenece a nadie / aunque usted se tenga

pero yo te quiero
Te quiero / que significará eso al final de cuentas?
Te quiero / efímero segundo en el que tu luz se proyecta.
Te quiero / techumbre de universos, formas cóncavas convexas
más te estoy queriendo / gracias mengana, gracias por el fuego
¿me querrás tanto como para decirme aquello?
¿para qué entonces un libro, si no nos remite a nuestros entuertos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario