Es una tarde soleada de Octubre, con los árboles llenos de flores que me saludan con el viento suave que las menea al tintineo de estas horas eternas que se cruzan en estos momentos en donde, recostada sobre el verde prado que todo lo rodea, me ve escribiendo, plasmando como de costumbre y desahogo, todo lo que nace de mi cabeza en este instante, en este segundo que invoco frente a mi, para luego perderte en el parpadeo.
Me pareció verte, no sé si era tu sombra imaginada, o el simple reflejo de tu cabello en el suelo frente al incandescente sol, incluso, apostaría a que era tu presencia en este sitio y en esta verdad, no un mero invento de mi cabeza. Entre el abrir y el cerrar de mis pupilas, te diviso en cámara lenta, en aquella aparición que nunca llega, cual oasis en el desierto pálido y angustiante de aquellos que van coartando su sed para beberte entero.
Me debería dar por vencida, pues en estos segundos y en este sentir profundo, no cabe mi deseo silencioso, cauteloso. La ilusión se ha vuelto desilusión de un tormento a otro, las miradas vibrantes se distorsionan en tu llegada, los colores se mezclan, se difuminan como un caleidoscopio de sensaciones que me llaman a despedirte sin siquiera haberte recibido. Solo quiero dejar de verte en las calles, en las retinas, en los libros y gentes, en los pequeños augurios del alma, en aquellos desamores que se me han perdido.
Que genial, escribes. me gustaria saber de que se trata !
ResponderEliminarsaludos
Hola? Quién eres? Bueno... en pocas palabras se trata de sacarse algo de la cabeza :D
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