Escribo palabrerías para siempre, tus memorias, tus
recuerdos, tus bienvenidas y despedidas. Podría alimentarte de versos todas las
mañanas que quieras, y aventurarme por las estrellas que caen con el oscuro
cielo para que explores conmigo los universos, la belleza. Iría al verde prado
para soñar despierta, o caminar de la mano juntos como si fuera un pecado ante
el mundo, correr por los aires con la mirada que proyectas, hacer de esos ojos
puros un océano de cometas. Me gustaría despertarte de improvisto, que le
agregues a mis años, vino tinto de interludio… Cosechar añañucas para vestirme
de rojo en flor como ellas, inspirarte amores extraños, de estos que me dejas.
Para desfallecer tranquila, podría describirte con el viento, con el cabello
oscuro de tintes perfectos, con esa sonrisa que mueve galaxias enteras, de
todas esas vías lácteas que aparentan cuando llegas.
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