Esta atracción peligrosa no se
controla, apenas llegas y se encoleriza la piel por completo, se paralizan todo
los instintos y la cabeza comienza a envolverte de pensamientos. ¿Hasta cuándo
será?... Cada día enigmáticamente arrancas un pedazo de mi cordura, de la
coherencia en la que escondo mis dislocados sueños, mis añoranzas por tu
mirada cautivante, por tu sonrisa que enciende dos luces a los lados de tu
mejilla, por ese sendero al que diriges todas tus atenciones, tus deseos. Esa boca me descontrola a lo lejos, ha besado a tantas que sería mejor re inaugurar tus labios, y ese semblante en el que muchas han caído rendidas, han hecho bailar a tantas que terminan esperando el sol por tu ventana, quizás muchas de
ellas ni se imaginarían que en la cabeza de una joven como yo, pudiera
inventarme un hombre como tú.
En las noches sin descanso,
pretendo olvidarme de tu rostro, mas no es posible con el encanto de tus
someras palabras, de tus intenciones sutiles en el momento exacto en el que te
escondes pero apareces de igual forma, recreándote en mi sien, recordándote en
el alma, en el ombligo, en la cintura, en las palabras que nacen de tu espíritu
invocado. Eres como la deriva que me envuelve, la perdición cadenciosa de los
deseos, la utopía hecha material, hecho convicción, hecho vida. Exorcizarte no me
parece sano a los cinco sentidos abrumados con tu presencia, prefiero a veces
quedarme en tu locura y soñar como lo haces tú, aunque lo hagas todo tan
perfecto ante los ojos de una joven que juega a ser mujer, mas contigo, regresa a ser la tonta quinceañera que suspira a cada segundo por el imposible amor.
Si pretendes jugar, yo no te
aseguro hacerlo, aunque lanzarme del vacío hacia tu cuerpo recorrido, podría
ser de esos pecados en que se disfruta del paraíso mismo. No eres el diablo,
ni nada tan decadente, eres la obsesión de una joven que no sabe simplemente
como actuar, como hablar, como respirar al llamado de ese niño que se encierra
en la cárcel de la madurez de roble.
Todas estas letras, una por una,
se deshacen en tu abismo… ¿Por qué todo parece confusión con tan solo nombrarte
en el silencio?
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