5 de febrero de 2013

Mar.


Eres la noche, las estrellas
las orillas de los mares,
cual vaivén incandescente
me otorga tus lugares.

Soy la arena en tus manos,
la piel que acaricias indeleble,
vas cauteloso a mi encuentro,
como el río al velero.

Constelaciones infinitas, 
en el mar oscuro, 
cual cómplice taciturno
nos revolviera las esquirlas.

Y ya que estamos en el encuentro
de la caricia infinita,
hagamos de nuestros propios deseos
un oleaje de vivencias exquisitas.















Para el mengano, el único, el soñador.

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