25 de febrero de 2011

Yo quería ser mayor

Así se nos pasa el tiempo, entre quimeras y momentos, con la felicidad en el semblante y muchas otras ocasiones con el corazón entre las manos. La vida te da miles de sueños, te hace completamente libre para elegir los que quieras, y en ese afán por construir deseos en el cielo, nos vamos alejando de esa inocencia con mirada de infante, donde lo único que importaba era seguir riéndonos con los colores de los paisajes que nos rodeaban y de cada gesto que nuestros amigos pequeños nos otorgaban.

Vas creciendo y con ello, las ansias de ser un hombre hecho y derecho, con poder de hacer y deshacer se vuelve más latente, llegando incluso a amargar nuestros sentimientos de pequeño inmaduro, todo por cumplir tus sueños y tus ideales cada vez más ambiciosos. Eres adolescente y crees tener el mundo a tus pies, te sientes dueño del alma, simulas ser el más sabio de todos, cuando eres un pobre ser recién aprendiendo de los errores, pues en este camino nada es gratis… Y conforme vayas teniendo más conciencia, mayor van siendo tus pecados.

En todo este show de venidas y caídas, vemos desfilar ante nuestros ojos, un gentío más o menos importante para ti; cada uno de ellos va escribiendo su propia historia al lado tuyo, en conjunto, fabrican proyectos de espectacular envergadura. De la mano de esto, los vas creyendo parte de tu vida, cuales fuesen eternos arquetipos de tu existencia. Piensas que se quedarán contigo, porque se han quedado allí para ayudarte, para levantarte en cada precipicio de la soledad. Con los años entiendes que no es así, que llamarles amigo a quien te entrega una sonrisa efímera, es una simple estupidez, o más bien, una palabra gastada al viento.

Las decepciones te hacen más real, ya no eres tan inútil para no entenderlo. Tus sueños se vuelven posibles de acuerdo al camino que hayas emprendido, o simplemente los pierdes de aventón por ser una persona que no ha entendido la verdadera misión de vivir, que no es otra más que sobrevivir al espanto de cada errante solitario, y acompañarse de los verdaderos corazones, los cuales por desgracia, van cambiando de cara y de cuerpo.

Tengo dieciocho años, y soy mayor… En teoría. A mis años les han faltado tiño, pero no tengo de que quejarme. He tenido suerte en mi último tiempo, y pensándolo más fríamente, soy una persona de promesas y desengaños. Me queda poco tiempo para seguir inventando más ideales, pues comprendo que mi imaginación se puede terminar en cualquier momento, incluso ahora, que las palabras solo ayudan a reflexionar y no a otra cosa. No han cambiado mucho los episodios en mi vida, pero estoy comprendiendo que vivir cada vez se vuelve más tedioso. Vas acumulando experiencias, pero no para ser más rico ni feliz, sino para ser más mayor de lo que aparentas por simple regla cotidiana. 

Sigo teniendo los mismos amigos que dejé estando en la escuela, pero no estoy seguro cuántos de ellos estén para siempre a mi lado, y realmente redundo en decir, que nada es eterno… Por algo uno ve desfilar tanto personaje por tu existencia. No tengo miedo de nada, si hay que seguir siendo grande, pues lo seré… Viviendo alegremente de mis días y otros no tan alegres, con o sin amigos… he perdido varios como para que me duelan. Lo que si no puedo evitar tomar en cuenta es que mientras más me acerco a la adultez, más me alejo de mis pequeños momentos de ingenua fantasía… Yo quería ser mayor, pero tal vez hubiese sido mejor, ser solo una criatura enamorada.



"La gente me ha enseñado a ser discreto,
Sereno, complaciente, equilibrado.
A cambio de mis sueños me han dejado, Un sitio para el vicio y el pecado."

No hay comentarios:

Publicar un comentario