Cuántas libélulas danzaban
por la musa que sus oídos escuchaban,
llenaban el espacio con tus cantos,
el alfil por ejemplo, al escucharse, se quedó anonadado.
Tus ondeados sienes llevaban su compás,
y la guitarra con tus manos, no hacían más que cantar.
Cantaban tus manos con el vaivén de tus pies,
y las libélulas en su baile volaban por doquier.
Cangrejos azules y barcos de cristal,
en ella las libélulas viajaban sin chistar,
y en la ventana de un catalejo que me encontré,
ahí estaba tu mirada con canciones del ayer.
Hablaste de un Martin Rivas, de un tal no se qué,
pero al igual que las libélulas, ya me encuentro
cantando tus versos, otra vez.
Dices que Manueles caen de frente,
y las libélulas en tu pecho se agitan,
con la témpera de colores incandescentes,
tus bellos colores que parece que encandilan.
Que bonito te quedo, este tipo es muy bueno, con su guitarra y su voz, son buenisimas, espero que siga por mucho tiempo mas, y tengas mas buenas canciones para quienes le siguen... y sigan alimentando sus libelulas...
ResponderEliminar