18 de noviembre de 2011

Lúgubres y jubilosas palabras para mi suerte.

Camino por la acera y voy a medida que avanzo, dejando mis ropajes tirados por la humedecida ciudad que no pretende secar sus tibias calles, mis pies cansados y callosos por la profundidad ligera y dura que pisan mis guiadores de sendero. Al viento nada danza, solo las hojas que caen de los árboles de mi recuerdo, de tu recuerdo... Los sauces al poniente se balancean con un candor tal que parecieran que bailasen mutuamente, celebrándome al paso que voy dando mientras las observo alegremente con admiración. Por encima de mis cabellos aparecen unos pajarillos que volaban cuales me llevaran con ellas, al igual que el firmamento azul que me sonreía con sus pomposas nubes porque yo transitaba esa dimensión tan única en el alma. 

Todos felices me animaban para perseguir aquel tesoro tan preciado que como por arte de magia, la naturaleza misma me regalaba. Sus aires, su verdor excéntrico me inspiraba júbilo por no irme al inframundo, ese subtérraneo lugar que me buscaba como endemoniado para clavar su puñal maldito, para matarme los ánimos, los cancerígenos sentimientos que se amedrentaban una tras otras en mi corazón, sin querer huir de mis humanidades más internas. Cuando me vi en el precipicio de la existencia, trataba de respirar y se me hacía pesado, no había majestuosa realidad soñada, sino un túnel de posibilidades que se jactaban de hacerme morir en el instante mismo. Entonces, el mundo que mis ojos veían desapareció de pronto, no entendí cual fue tal actuación digna de magia circense, simple complejidad de actos que me hicieron desmayar por un momento. 

Vi el sol, el amanecer gigante como un todopoderoso. En lontananza admiraba hermoso espectáculo de tranquilidad, mi sien recuerda su imagen vigorosa, sus colores, sus expresiones enigmáticas que poseían inspiraciones de civilizaciones ulteriores, sentí la misma encarnación del Dios mismo en mi persona, cual conexión me llevaba a lugares inefables, simplemente de silencio inesperado. Entonces allí comienza la historia de mi vida, de mis lúgubres vidas terminadas y otras sin continuar, la existencia que me pesa y a veces me inmuta, la brisa que me alivia y me ahoga... La misma senda que durante diecinueve años me lleva en la aventura del espejismo y la realidad. Esa misma Ítaca que suelo buscarla en infinitas ocasiones,  expediciones que llegan siempre al mismo destino. VIVIR.


1 comentario:

  1. El vivir te hace una ser compleja, sabia e inteligente. Espero acompañarte en ese sendero llamado vivir, y mejor tu vida cada dia que pase contigo, estos 19 años ha sido los mejores que puedo tener conocimiento, ya que nacio la mujer que me cambio la vida <3

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