25 de mayo de 2011

Slipping Away

Ya ha sido bastante. Debo cambiar mi horizonte de nuevo. Hoy me he vuelto colapso e inconsciencia, he caído en lo más bajo de mis lamentos, suspiros que no dan lugar a ninguna cosa especial, dándole sin embargo especial atención a los detalles insignificantes porque para la realidad estos son solo espejismos de un cristal roto.

Mis emociones se derrumbaron ante miles de confusos delirios que mi cabeza ha dibujado como si tuvieran gracia, no me han dejado tranquila y me han hecho correr hacia ese consuelo de arena y mar. Caminaba con la vista perdida sin rumbo aparente, solo necesitaba el aire del océano infinito para sentirme algo pequeño dentro de esa inmensidad; hice un telar de lágrimas y me inundé en esa correntosa marea. Entonces veía el mismo escenario, inmutado en mi eternidad allí, sin reaccionar y sin nada más que actuar. Dibujaba entre las nubes aquel momento que me llenó de preguntas la memoria y los recuerdos florecieron por todo el lugar. No había más que mis llantos internos y mis ansias de gritar, maldecir y huir de mi desgracia, cual espíritu encadenado en ese mortal cuerpo busca su lugar ideal, su isla eterna.
Me he cansado desde un minuto al tiempo, este maldito sentimiento no ayuda a convencerme de la mundana situación desolada y espantosa de la cual debo surgir y no mirar hacia atrás, pero siempre tengo la estúpida manía de enloquecerme sin sentido entre tus manos, entre tus miradas, entre tu vida y la mía. Ya no quiero seguir con estas locuras, con esas bestias internas que luchan con el corazón para ser un poco más feliz. No quiero fabricar ilusiones espontáneas para seguir ahuyentando mis pasiones y mi estúpida verdad, que no es otra más que el amarte. Pierdo la cordura y no me comprendo, me doy vueltas  en lo que no tiene vuelta, te lloro en silencio para luego parecer un soldado que viene por mil batallas más.
La mar se llevaba mis frustraciones y me limpiaba el alma, su baño en sal marina se llevó un resto de mis esencias y me dejó al menos, liberada. Al compás de mi soledad, cantaba melodías sin igual, no tenían real convencimiento, pero soltaban palabras al viento, cual confidente soplaba mis ideas incoherentes para ser escuchadas por ese lugar sublime que aún no se pone en mis zapatos.
Esta es, mi verdadera cara, mis reales y escondidas desdichas que hoy me dieron por vencida. Es el principio y el fin, todo dentro de un mismo segundo preciso y corto, efímeros recuerdos se pasean aún por mi sien, otros deseos afloran y se apagan dentro de mi interior, pero a pesar de todo, sigo existiendo dentro de esta dimensión extraña, encolerizada como el corazón mismo.




"Abre las puertas de la percepción, usa el poder de tu imaginación,
Aunque no puedas mirar hacia el sol, sabes que sigue brillando..."

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