No puedo esmerar a grandes sueños ni a deseos imposibles, estos siempre rondan mi cabeza, pero me conformo con al menos mirarte y saber que puedo servirte de aliento. Me he acostumbrado a esperarte eternamente, como si el tiempo me ayudara a llegar hacia tu corazón desdichado, o al menos hacerte entender que si he de hacer algo, lo haré por ti aunque nadie en realidad lo sepa, incluso tú… que se pasea por el mundo explorando otras galaxias infinitas y aún no capta mi pequeño estelar.
Mis pies van avanzando con la misma incertidumbre de lo que voy pisando, no tengo nada asegurado, ni siquiera tu amor que podría estar acariciando mi piel fría y seca, que anhela miles de besos en quimeras y en otros lugares recónditos, que al final se quedan en un silencio que tratan de no arrancar palabra alguna, pues todo susurro en acto supone una mejor idea.
No llevo nada conmigo, no me interesan las grandes aventuras, ni mucho menos la felicidad momentánea que a veces me entregan los demás. Solo con tenerte alguna vez a mi lado, sería lo suficientemente capaz de volar hacia todo lo que siempre he querido, solo con acercarme a lo sublime de tus manos, podría entonces crear nuevos horizontes y creer en que la eternidad pueda ser posible, aunque mis pies dejaran de tocar tierra, si es en tu locura, me quedaría hasta en la luna imaginando los girones de tu cuerpo.
Mi alma se vuelve cautela, y tu mirada es una perspectiva digna de envidiar, aunque jamás pudiera ver con tus ojos. Mi cabeza se complica con tu vaivén, con tus dudas certeras y con la promesa jurada… intento seguir tus pasos, insistir en lo tortuoso de tu andar, pero entenderte. ¿Cómo se es posible entenderte?, es un laberinto sin final que solo se encuentra tus escondrijos, en tu cuerda floja, en tu desdeñado corazón sin salida.
Amarte no es la mejor opción que me ha ido quedando, pero mi porfía trata de hacer algo por aterrizarte, por gritarte desesperadamente que estoy llegando al abismo de mi existencia, a la caída de mis alas que llegan a ese sol que no me ilumina, que me encandila hacia la perdición de mi cordura, de mi prudencia, de mis pasiones.
Te escribo, y seguiría aun así llenando tu vacío con versos eternos, pero la paciencia se acorta y las esperanzas se alargan en una línea constante que no pretende dejarme ir. Te quiero, te amo y te espero por la vida que me hayas condenado, y aunque tu inconsciencia no pueda hacerme alguien consciente en tu realidad, no pretendo hacer nada… Mi destino ya está marcado.
Esta muy lindo, sigo creyendo que deberías escribir algo literario como un libro, sabes como plasmar todo tan bien, =), y me gusta el ultimo pensamiento =), sigue asi que para esto eeres la merjo ^^
ResponderEliminarmuy lindo
ResponderEliminar