Hoy aprendí a reír de nuevo. Siempre he sabido cómo hacerlo, pero la vida ha sido egoísta últimamente… Me he cansado de sus trampas y de sus cambios repentinos. En cambio hoy, no todo fue tan malo. Mi existencia cayó mucho en la realidad y ha gozado más de satisfacciones que de sueños irreales, porque a mi destino solo le queda vivir lo predicho, aunque en mi interior quisiera cambiar tantas cosas, empezaría con esas mismas caras que suelo mirar con cotidianidad, con la costumbre de haberlo visto todo y con la sensación de que en eso me quedé, sin hacer nada más de lo que pude haber soñado entre sonrisas.
Pero volví a la vida, a la esencia adolescente de mi alma... Reí hasta con el corazón mismo y con la mirada feliz de la nada, porque solo me invité a dejar el presente tedioso, para poder tranquilizar mis temples angustiados que hoy, por gracia del altísimo, han cesado. Reír a tu lado es bueno, tranquilo y no me quejo. Me enseñaste a ser como solía ser, no tan cerrada, más soñadora y abstracta. No soy anciana pero con mis años he comprendido que es más fácil llorar que salir sonriendo vivamente, a flor de piel. No bastó mucho en realidad, más que entender que el futuro que yo quiera depende de cambiarla uno, para hacerse cargo de su propio destino y no estarse quejando de lo que no hicimos, aunque ahora mismo ya lo esté gritando por dentro.
Reír con un buen recuerdo es tranquilizador, pero más bien interesante. Hace tiempo no sentía que burlarse de tus actos fuera lo mejor que podrías hacer perdiendo tu tiempo en el ocio mismo de recordar por gusto. Reír de hígado y del interior, es difícil pero lo logré, no sé como pero se pudo. Y aprendí a hacerlo… Siempre he sido feliz, pero tan viva no recordaba ser.
Tal vez no me llene el pasado, ni mucho menos los errores de esto, las consecuencias son incambiables y sería ir en contra del tiempo. Lo que me impregna de júbilo es contar contigo, con la risa abrumadora, con la simpleza infantil de tu mirada, con tus ataques idiotas de humor desenfadado y grotesco, no importa… Río.
Me enseñaste algo nuevo y merecía escribirte, han pasado miles de corrientes por este arroyo sin calma ni templar… Pero sin querer, me ayudaste a ser un poco más niña, a encontrar algo de infantil en esta humanidad cada vez más humana. ¿Entonces, como odiarte? .
Por eso, cuando la vida no te sonría…
Ríe para vivir, estando completamente viva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario