27 de junio de 2011

La noche y tú.

La noche y tú. Así somos a la par, como si nuestra vida se hubiese empeñado en descubrirnos mutuamente una vez más, como si jamás mis labios se hubieran topado antes con los tuyos. Habían luces resplandecientes, era una noche de Primavera que confundía al extraño Otoño que se desaparecía con tu llegada, cual brisa con la fuerza de huracán llegaba de golpe a mi atarantado corazón. Entre las risas y carcajadas de mi locura, nacían miles de emociones que se espantaban en mi sien, y que hacían latir de manera desesperada al interior y a cada rincón de mi alma.

Tenía la sensación de hacer y deshacer mis tormentos, de hacer un borrón al desdichado ayer para que al presente no se le perdieran las huellas caminadas, porque si me arrepentía de algo, era, evidentemente, de haber olvidado como era respirar tu aliento. Y aunque la vida no me hubiera entregado la oportunidad de recordarla, realmente necesitaba un tanto más de tu calor.

Con tu mirada perdida y fija a la vez en la misma pequeña y revoltosa humanidad, pude encontrar una vez más el refugio y el equilibrio de tu silencio. Acompañada de tu paz, todo se vuelve dichosamente distinto, al alba el día tiene un ambiente más placentero, con una mezcla de templanza y hogar infinitos. Para mí este inmenso lugar no era un sueño, y no me parecía en lo absoluto desconocido, sin embargo se me presentaba como algo tan hermoso y nuevo que no evitaba sorprenderme de tu persona, como si tu patria jamás fue explorada por mis manos.
Siempre a la hora precisa, en la ocurrencia más mínima de tus instintos, es que apareces de sorpresa a revolver todo otra vez, pero de la manera correcta y perfecta. No puedo escribir cosas más honestas, si estas palabras dichas suenan para ti en la forma más inspiradora, para explicarte que desde entonces y una vez más, me has inspirado en esta melodía armoniosa de amor que nacen de tus adentros.
Desde tus manos, mi pequeño intento y tu beso nuevo, hay un largo sendero de emociones y sinsabores que supiste curar con tu dulzura. La medicina que prometía hacer su efecto, logró la adicción de la revolucionada mujer encausada en tu mar, porque a esta la volviste más feliz desde aquel escenario en la playa con el viento en nuestros semblantes, con el abrazo desinteresado que me entregabas con el mar de testigo, pues del mañana no había que fiarse y de mi silencio aterrador tampoco. Entonces ahí todo vuelve a tener sentido aparente, tú y yo, el atardecer a nuestras espaldas, y tu sonrisa verdadera que me hacía vibrar de felicidad. De pronto como milagro mis manos se paseaban ante los demás con sutil coincidencia, me abrazabas hacia el conocido sendero de siempre, nuestro Norte impredecible. Todo me llevaba a tu aire.
Los días siguientes no cambiarían demasiado, mis miradas solo se fijaban en tus pupilas negras enamoradas, y mi sonrisa no podía escapar de la tuya. Como ves, mi vida volvió a encontrarte y a la vez me encontró también, pero con una energía tan nueva que hacen renovar y afianzar nuestros lazos irrompibles, pues somos dos cómplices que han unido sus existencias al nombre de la felicidad y el momento. 
 
Es así mi historia a tu lado, simple, necesaria y profunda, como tus palabras cuando ves mi carita ansiando amarte con el alma, con la vida. He errado mil veces, una vez más no tiene novedad, es solo que contigo no debí haber caído jamás...Pero el destino es sabio, me tenía preparado la recompensa más bella, recuperarte, volver a sentirte, por siempre cuidarte, es decir, día a día amarte.


Otra cosa, mariposa.

Sigo sorprendiéndome.  La vida es uno de esos sueños andantes que uno debe tomar muy en cuenta o simplemente tirarla por el horizonte de la realidad para entender que si al destino se le ocurren miles de peripecias, esas miles serán las que conducirán tu existencia.
No tengo palabras sabias porque mi sabiduría es simple y real, no son grandes diálogos filosóficos y entre tantas aventuras que he cargado, se me hacen nada comparado con los que otros han llevado en nombre de su leyenda. He vuelto para quedarme en este sitio apropiado. Apareció el sol resplandeciente, y me ha iluminado tal como estaba escrito. Ha ocurrido cuando justo las pasiones se estaban saliendo de control, cuando la cordura no halló nada mejor que desaparecer y hacer de mi respiración y de mis horas un poco más latentes.
Las danzas de mis horizontes jugaron para una encrucijada maestra, cual trampa hizo botar todas las palabras de aquel libro que parecía estar cerrado para siempre, pero no… estaba pendiente el último capítulo, en donde el final tenía una inminente razón: Tu incoherencia.
Dentro de todo lo que iba experimentando, comprendí una vez más que nada es seguro ni eterno, en realidad siempre lo he sabido, como si esas notas y acordes melodiosos de aquella misma canción fuesen un instante hermoso de paisajes horrendos de ilusión que a mis ojos parecían el verdadero oasis.  Pero mi serena inquietud de proseguir fueron más categóricas y crecí como semilla en un prado sincero y cálido… No te di más importancia de la que jamás debería haberte dado, pues corazón, estabas ofuscado de razones y no más bien de sensaciones en la piel.
Te dedicaré mis palabras al terminar este discurso. No puedo gastarte más, prefiero guardarte como una estúpida razón de vida. Prefiero no tenerte en nada de lo que puedas existir. Prefiero de hecho, existir para no tenerte en nada. Y ¿Por qué,dirás?... Corazón prosigue.