Mi vida vive contigo, definitivamente. Voy por un camino sin razón ni cordura, pero no importa… Me gusta saber que estás ahí en ese lugar. Puedo sentir tu presencia incesante en mi pensamiento, y en cada resquicio de mi interior… A los simples mortales no les interesan mis escritos, ni mucho menos la realidad. Pero al menos a mí, de alguna manera tengo que retratarte, simplemente debo inspirarte en mi puño y letra; por lo menos en esta canción no estarás ausente.
Pensándolo bien, siempre has estado. He caminado diez mil senderos, pero al olvido jamás te he dejado. En mis sueños sigues presentes como si fuesen verdaderos momentos eternos de felicidad y glorias vanas. En mi presente eres, simplemente tú. Eres lo que deseas ser y mi corazón por dentro te llama, te grita en el oído diez mil garabatos que no eres capaz de comprender, pues el idioma del amor es algo difícil de digerir tan fácilmente…Pero siempre busco en algún acorde de mi voz, llamarte directamente a la mirada, cual intento desesperado no ocurre, pero tampoco me interesa hacerlo en teoría.
Solamente busco una palabra en el umbral de tu misterio, para reconocer tus enigmas del alma que has escondido incluso cuando creía conocerte más que a nadie. Eres la melodía de las olas que se rompen en su corriente andante, solamente como el mar vienes hacía mí y regresas, para luego irte en ese vaivén constante. Si pudiera ser un poderoso sortilegio, o un encantador, seguro podría entonces… Amarte.
Podría buscar diez mil tesoros para sorprenderte, y otros cuatro mil para llenarte, pero sé que eso nunca será suficiente, pues tienes un corazón que al escucharme, se ausenta y se contiene. No importa si fuera tu trovador, pues mis letras siguen siendo solamente instrumentos banales que no logran amarte, pero sin embargo, algún resquicio de mí… Quedará en tí.
Estoy buscando melodías, para tener como llamarte...
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