Estos días así me hacen tambalear. Los climas fríos y morados del cielo me hacen reflexionar y hacen calar el helado ambiente en mi consciencia, invitándome a desahogar los grandes demonios que se asientan en mi cabeza. Sujeto mi equilibrio a las paredes de mis silencios, y trato de no gritar con ahogo para evitar escándalos, no quiero provocar una urgencia por todo lo que he llevado silenciosamente, con el alma cautiva de no manifestar nada, como si al corazón lo hubiesen amenazado por palpitar con tanta rabia e injusticia frente a lo que el destino le ha dejado.
Me he sentido débil en el transcurso de estas lunas y de estos amaneceres tan prósperos que a veces no me sonríen, sino que me encierran en la misma cárcel de los dilemas y de todo aquello que no podemos decir, porque dicen que el silencio en ocasiones ayudan al humano a estabilizar sus instintos y emociones... De vez en cuando para mí son lo contrario. Intento de tratar con indiferencia a todos los asuntos que ya no son correspondidos con mí persona, pero esto es difícil cuando se trata de sentimientos comprometidos.
El camino que he ido recorriendo se ha convertido en la gran trinchera que guardo para sostenerme fuerte ante cualquier circunstancia, pero no es posible cuando esa encrucijada es una de las tantas personas en las cuales has confiado y amado como uno más de tu entorno, y luego se van como si no arrancaran ningún resquicio de tu memoria. Yo entiendo que no soy la mejor de las personas, ni que tampoco suelo ser un ejemplo de las buenas obras humanas. Pero amo con todo el corazón y cuando me entregan algo a cambio, yo lo cuido como si este fuese mío...
Muchas veces me han escupido palabras a la cara y promesas que pocos han de cumplir, me incluyo porque además con esto, se desvanecen las diez mil muestras de sinceridad y hermandad que uno entrega por simple amistad. Escucha, no tengo mayor estilo literario ni estético al manifestarte todo lo que llevo, pero si tú lo estás entendiendo, es porque algún mensaje tiene entre líneas. No es más resentido aquello que va con la supuesta verdad por delante, sino aquella persona que carece de sentido empático para solucionar las heridas de hermandades y de soledades. La incomunicación es uno de los peores y grandes problemas de la especie humana, y también es para mi desgracia, uno de los defectos que más me han hecho daño.
Mirar hacia atrás no tiene pecado alguno, vivir pensando en que no tiene sentido si lo es. Cada flor deja un pétalo caído antes de marchitarse, cada señal en el cielo es una estrella viviente que ha de estar en ese firmamento por alguna causa desconocida. Todo tiene su efecto, todo su consecuencia, no hay nada que podamos hacer con lo que ya ha sido, pero si tuviésemos Otredad, se podría hacer algo al respecto.
Si el Egoísmo en este maldito mundo de apariencias fuese menos dañino, tenlo por seguro que todos seríamos más humanizados y menos rencorosos. Si el Amor reinara en toda las personas, lo más probable, es que no tendrías por maldecido mi nombre.
Nos escondemos en la fría indiferencia al sufrimiento innecesario de otros, incluso cuando lo causamos.